Hay que ver que bien sienta decir la famosa frase cuando sale de dentro, de lo más profundo de nuestras entrañas. Al escribir el título de este post, un confuso y extraño sentimiento monárquico se va abriendo paso en mi organismo, recordando la famosa frase que el Rey le lanzó a Hugo Chávez hace dos años en la cumbre Iberoamericana.
Y es que creo que es la frase más apropiada que se puede decir después de que John Kennedy, presidente de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica haya afirmado en FICOD que “Habbría que cortar Internet a todos los que se bajan música ilegal” aplaudiendo sin reservas medidas como las implantadas por Sarcozy en Francia.
Debe saber el señor Kennedy que bajarse música en España, si no hay ánimo de lucro, no está tipificado como delito, y numerosas sentencias al respecto así lo demuestran. Si lo que molesta realmente es que las discográficas están empezando a perder buena parte del pastel del trabajo de los músicos es una cosa muy distinta.
Porque es posible vivir de la música, y vivir muy bien, a pesar de los cantos de sirena que prohombres de la cultura como Ramoncín, Teddy Bautista o John Kennedy estrellan contra el muro de indiferencia que hace tiempo ha levantado la comunidad internauta (por eso de a palabras necias…)
Ejemplos como los de Coldplay, Bob Dylan o Aerosmith, que directamente han pasado de sus casas discográficas para colgar el material en la red, a veces incluso regalándolo, son pequeños puñales que se van clavando en las espaldas de las discográficas. Y yo mientras, tanto, no puedo dejar de recordar ese acertadísimo pasaje de El Quijote en el que el ingenioso hidalgo le dice a Sancho “Ladran, luego cabalgamos”.